300 Aniversario del Tratado de Utrecht
6 de febrero de 1715
Lo que se conoce como el Tratado de Utrecht o la Paz de Utrecht fueron en realidad un conjunto de tratados diplomáticos gestados y firmados entre 1713 y 1715 en esa ciudad holandesa, en la ciudad alemana de Rastatt y la suiza de Baden. El 6 de febrero de 1715, hace ahora tres siglos, Portugal ratificaba los acuerdos, que ya habían sido firmados por las demás potencias, dando por cerrada la fase diplomática después de dos años de conversaciones. Con esos acuerdos se ponía fin a la Guerra de Sucesión Española y se consolidaba un nuevo orden de poderes en Europa, dando lugar a los reinos que controlarían el continente los siguientes dos siglos.
¿Por qué se llegó a esa situación?
La muerte sin heredero de Carlos II, último representante de la Casa de Habsburgo española, provocaría la instauración de la Casa de Borbón en el trono hispano a través de Felipe de Anjou (Felipe V). Este paso dio lugar a una guerra europea que, en suelo español, se convirtió en una guerra civil entre los felipistas de Castilla y Navarra y los austracistas de la Corona de Aragón.
Los reinos europeos se posicionaron con uno u otro bando en la sucesión española según sus intereses. Por primera vez podían hincar el diente a la que había sido la potencia dominante en el continente durante casi doscientos años. La tarta española se iba a repartir y todos querían coger un trozo importante en el pastel. El continuo declinar del poder español durante todo el siglo XVII llegaba ahora a un punto de no retorno. A su costa, los demás esperaban crecer, nutriéndose de los despojos.
¿Qué perdió España?
En resumidas cuentas, la corona española perdió su hegemonía en Europa. El tratado de Utrecht marca el final de la posición dominante de España en el escenario europeo y el ascenso de nuevos poderes en alza como Francia y, especialmente, Inglaterra. La Monarquía Hispánica se quedaba sólo con sus posesiones de ultramar, mientras que sus dominios europeos eran repartidos entre el resto de potencias. Esto solucionaba buena parte de la incoherencia territorial que los territorios europeos tenían hasta entonces, pues España mantuvo hasta ese momento posesiones geográficamente distantes de la Península Ibérica como el Milanesado, Nápoles, Sicilia, Cerdeña o Flandes.
Todos esos territorios habían llevado a la corona hispánica a desangrarse económicamente para poder defenderlos, enviando hombres y pertrechos a lugares tan distantes y rodeados por otros reinos. Ahora esas posesiones dejaban de ser españolas, lo cual por un lado era un alivio desde el punto de vista militar, pero también significaba que la corona perdía todas esas áreas estratégicas. Como parte de los cambios territoriales, España tuvo que ceder Menorca y Gibraltar a Gran Bretaña, no habiendo sido nunca recuperado este último enclave estratégico.
La otra importante consecuencia para la corona española fue la desaparición de la Corona de Aragón, poniendo fin al modelo de «monarquía compuesta» propio de los Austrias. Los reinos europeos avanzaban hacia un modelo moderno de estado, coherente territorialmente y homogéneo desde el punto de vista legal y fiscal. Poco después de Utrecht, el rey Felipe V promulgaría los Decretos de Nueva Planta, aboliendo leyes e instituciones propias de los territorios de la corona aragonesa: reinos de Valencia, Aragón y Mallorca y Principado de Cataluña. Esta decisión administrativa implicaba resucitar una medida que ya había intentado aplicar, sin éxito, el Conde-duque de Olivares. Ahora el nuevo rey, vencedor en la Guerra de Sucesión, pudo aplicar una racionalización legal e institucional que ya llegaba a España con décadas de retraso.
Para muchos ciudadanos de los territorios de la Corona de Aragón, especialmente las clases más acomodadas, esta reforma administrativa supuso la desaparición de todos los derechos y privilegios singulares de que habían gozado hasta entonces, teniendo que equipararse legalmente a los ciudadanos de Castilla. La impuesta centralización política a los derrotados de la guerra, siguiendo el modelo absolutista de Luis XIV en Francia (abuelo de Felipe V), dio lugar, por una parte, al nacimiento de la España moderna como unidad política. Pero por otro lado, todo este proceso es visto como el origen de los problemas de cohesión territorial que el Estado español ha mantenido hasta la actualidad. Un apasionante debate histórico que, en este caso, tiene también su vertiente política actualmente.
El cambio de cromos
A través del tratado, el Reino de Francia reconoció la sucesión protestante en Inglaterra, comprometiéndose a no apoyar a los Estuardo en sus pretensiones al trono inglés. Felipe de Anjou fue reconocido por todos los firmantes como rey legítimo de España y de las Indias. Una importante cláusula intentaba evitar la hegemonía borbónica en Europa al prohibir expresamente que el rey de España y el de Francia fuesen una misma persona.
A cambio, el Reino de Gran Bretaña recibía un monopolio de treinta años sobre el tráfico de esclavos africanos con la América española y el derecho a enviar el famoso navío de permiso, que en la práctica implicó acabar con el monopolio español del comercio con las Indias y abrió la puerta de par en par al contrabando inglés con América. Por su parte, el archiduque Carlos de Austria, ahora emperador, renunciaba a reclamar el trono español.
Además, hubo abundantes cambios territoriales:
- Reino de Gran Bretaña: obtuvo Menorca y Gibraltar (de España); Nueva Escocia (Acadia), la bahía de Hudson y Terranova (de Francia).
- Reino de Francia: obtuvo el Principado de Orange (de Prusia). Además, indirectamente, la nueva España borbónica pasaba a estar en la órbita de Francia.
- Archiducado de Austria: se quedó con los Países Bajos españoles, el Milanesado, el reino de Nápoles, Flandes y Cerdeña (de España).
- Casa de Saboya: recuperó Saboya y Niza (de Francia), que habían sido ocupadas durante la guerra, y recibió Sicilia (de España).
- Provincias Unidas: recibieron la «barrera» flamenca, una serie de fortalezas en el norte de los Países Bajos españoles (de España).
- Brandeburgo: ganó Güeldres del Norte (de España) y la «barrera» de Neuchâtel (de Francia). Se convirtió en Reino de Prusia, siendo Federico Guillermo I su primer rey.
- Portugal: recuperó la Colonia del Sacramento (de España).
¿Quién salió ganando con la Paz de Utrecht?
Todos menos España. Los demás reinos consiguieron borrar al árbitro europeo principal y y principal estorbo para plantear un nuevo escenario en el que desarrollar sus reinos centralistas. Los poderes centroeuropeos comenzarían a aglutinarse en torno a Austria y Prusia, la península italiana daba un paso más hacia su homogeneidad política y los Países Bajos se libraban de siglos de injerencia hispana. Pero, sobre todo, ganaron Francia (en presente) y el recién nacido Reino Unido (en futuro). La corona francesa veía confirmada su hegemonía del momento, posicionándose en España como nuevo poder y pasando a ser el gran bloque dominante del sur de Europa. Por su parte, el poder británico comenzaba a dar sus frutos como árbitro del escenario político del continente, consiguió meterse en el valioso comercio con América en detrimento de España y ganó importantes enclaves estratégicos sobre los que, en el futuro, se sostendría su imperio marítimo y se consolidaría su dominio de los océanos.
Imágenes del artículo
Versión inglesa del Tratado [fuente]
Desarrollo de la Guerra de Sucesión en la Península Ibérica [fuente]
Versión castellana del Tratado
Nuevo reparto territorial de Europa después de Utrecht
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Fuentes del artículo
Wikipedia
http://www.mgar.net/docs/utrech.htm
http://www.abc.es
http://www.historiasiglo20.org/HE/8a.htm